La inversión del sector estatal de China tuvo un alza de más de 20% interanual en la primera mitad de 2016, mientras que el crecimiento de la inversión privada cayó a un mínimo récord de 2.8%, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas de China.

Entre tanto, la Comisión de Análisis Económico y Seguridad Estados Unidos-China consideró que la rápida expansión de la deuda corporativa de China, que representa 169% de su Producto Interno Bruto (PIB), también plantea dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento económico del país.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió en su revisión anual de la economía de China que la creciente deuda corporativa de esa nación representa un “problema serio y creciente que debe ser abordado de inmediato”, estimando las pérdidas potenciales de malos préstamos corporativos por un valor de 7% del PIB chino.

En el primer semestre del año, el PIB de China creció 6.7%, según estadísticas oficiales chinas. Frente a una desaceleración más pronunciada en el crecimiento, los políticos chinos se apoyaron fuertemente en las medidas de estímulo y el gasto en infraestructura para impulsar la economía.

De enero a marzo de 2016, los bancos controlados por el estado de China lanzaron un récord de 701,000 millones de dólares de crédito, un monto similar a los 687,000 millones de dólares liberados en 2009 durante la crisis financiera mundial. El estímulo del gobierno ha aumentado en gran medida al ineficiente sector estatal, mientras que el sector privado lucha por obtener crédito.