El Parlamento Europeo hizo un breve análisis sobre el proceso de adhesión de Brasil a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el desarrollo de la economía brasileña.
Un extracto de ello se presenta a continuación.
Ante todo, la cooperación entre Brasil y la OCDE se remonta a principios de la década de 1990, cuando la organización inició su compromiso con Brasil, Argentina, Chile y México.
Luego, en 2007, Brasil fue invitado a un “compromiso reforzado” con la OCDE, que posteriormente se denominó “asociación clave”.
Como socio clave, Brasil ha tenido acceso a las asociaciones en los órganos de la OCDE, a la adhesión a los instrumentos de la OCDE, a la integración en los sistemas de información y presentación de informes estadísticos de la OCDE y a las revisiones por pares de sectores específicos.
Adhesión de Brasil
Además, el país ha sido invitado a todas las reuniones de la OCDE a nivel ministerial desde 1999.
En 2017, Brasil presentó su solicitud de adhesión a la OCDE, y en enero de 2022, el Consejo de la OCDE decidió iniciar las conversaciones de adhesión con el país.
Tras el éxito de la campaña de vacunación, la actividad económica se recuperó con fuerza en el segundo semestre de 2021, alcanzando un crecimiento de 4.6% en el año.
En octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó un crecimiento de la economía brasileña de 2.8% en 2022 y 1.0% en 2023.
Sin embargo, la elevada inflación, la tensa situación financiera y las desfavorables condiciones meteorológicas mitigaron la recuperación en la primera parte de 2022.
En ese contexto, el gobierno adoptó nuevas medidas, entre ellas el programa Auxilio Brasil, que sustituyó esencialmente a Bolsa Familia.
El Instituto Brasileño de Economía (IBRE) concluyó que, en lo que respecta al PIB, la recuperación de la brecha de la COVID-19 era casi completa.
Sin embargo, otros indicadores pintan un panorama más sombrío. El tipo de interés fijado por el Banco Central alcanzó un máximo en agosto (13.75%), mientras que la inflación seguía siendo elevada, de 8.7% (aunque en descenso).
Pobreza
La inversión en infraestructuras sigue siendo tibia y desproporcionada con respecto a las necesidades del país.
Mientras que el desempleo sigue siendo alto (9.3%), el porcentaje de jóvenes brasileños que no trabajan ni estudian (NEET) ha aumentado de 19.4% en 2011 al 23.5% una década después.
Esto es preocupante, dado que la proporción de jóvenes en la población ha aumentado en esta última década, y se traduce en una mayor parte de la población en edad de trabajar que no adquiere conocimientos y habilidades cruciales en el momento en que son más necesarios.
Además, el número de brasileños con una renta per cápita familiar inferior a 497 reales/mes (unos 95 euros) aumentó hasta los 62.9 millones en 2021 (unos 10 millones más que en 2019), mientras que 23 millones de personas se encontraban por debajo del umbral de pobreza establecido por Auxilio Brasil de 210 reales/capita (40 euros).