El sistema multilateral de comercio basado en normas, con la Organización Mundial de Comercio (OMC) como elemento central, se enfrenta a la crisis más profunda que ha sufrido desde su creación, destacó la Organización en un informe sobre la Unión Europea.

Ese resultado es consecuencia del continuo bloqueo de los nombramientos de los Miembros del Órgano de Apelación de la OMC y la escalada de medidas unilaterales y acuerdos mercantilistas.

No obstante, el origen de esta crisis radica en la incapacidad colectiva del conjunto de los Miembros para actualizar la normativa de la OMC a fin de hacer frente a los cambios económicos y tecnológicos de las últimas décadas.

En ese contexto, la Unión Europea está firmemente convencida de que la OMC sigue siendo la piedra angular del sistema multilateral de comercio y de que es indispensable para asegurar un comercio libre y equitativo.

Considerando que la única y mejor manera de afrontar los retos actuales del comercio mundial es preservar y fortalecer el sistema multilateral de comercio, resistiéndose a adoptar cualquier medida de comercio dirigido, la Unión Europea tomó la iniciativa de proponer una reforma integral de las tres funciones principales de la OMC (elaboración de normas, solución de diferencias y vigilancia/deliberación).

En respuesta al llamamiento del Consejo Europeo (27 y 28 de junio de 2018), la Comisión Europea presentó, el 18 de septiembre de 2018, un enfoque para lograr que la labor de la OMC sea más pertinente y que la Organización se adapte mejor a un mundo en evolución.

A tal efecto, la Unión Europea está trabajando con los Miembros sobre su enfoque y ha presentado propuestas de texto en diversas esferas.

OMC y perspectivas

La Organización se enfrenta a su crisis más profunda desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con el riesgo de parálisis del sistema de solución de diferencias y el recurso cada vez más frecuente a medidas unilaterales incompatibles con las normas de la OMC.

En opinión de la Unión Europea, el colapso del sistema multilateral, que ha sustentado decenios de prosperidad en todo el mundo y que, además, ha elevado el nivel de vida en los países en desarrollo, debe evitarse a toda costa.

La única manera de conseguirlo es fortaleciendo y reformando la OMC de una manera que permita que todos los Miembros renueven su compromiso con un equilibrio actualizado de derechos y obligaciones.

Demostrar el valor de la función negociadora reviste especial importancia. Para que la reforma de la OMC culmine con éxito deberá ofrecer normas reforzadas en lo que respecta a las políticas y prácticas no relacionadas con el mercado que distorsionan el comercio, como las subvenciones a la industria y las transferencias de tecnología forzadas, que son las causas profundas de las tensiones comerciales actuales.