El Banco Mundial proyecta que la pobreza monetaria utilizando la línea de pobreza de 6.85 dólares al día (PPA de 2017) disminuya de 28.9% esperado en 2023 a 28.7 y 28.2 en 2024 y 2025, respectivamente.
Pero, en general, la pobreza y la desigualdad son persistentes en México.
En 2020, la tasa de pobreza era de 43.9 (medida oficial de pobreza multidimensional) y de 52.8 (componente monetario).
Los avances hacia la reducción de la pobreza han sido limitados y recientemente se han revertido debido a las crisis recientes.
Por ejemplo, las múltiples privaciones sociales empeoraron, incluidas las privaciones en el acceso a la educación, los servicios sanitarios y la seguridad alimentaria.
Los estados del sur y las zonas rurales muestran mayores carencias sociales, con Chiapas y Guerrero con las tasas de pobreza más altas en 2020, con 66.4 y 75.5 por ciento, respectivamente.
Entre 2016 y 2020, el ingreso promedio del 40% más pobre creció sólo 0.7%, al igual que el ingreso medio (0.68%), según el Banco Mundial.
La desigualdad de ingresos se mantuvo alta en 45.4 puntos Gini en 2020, pero bajó desde 2016.
Al tiempo que la economía mexicana creció al 3% en 2022, las tasas de participación continúan recuperándose y las tasas de desempleo se mantienen en niveles bajos.
Pobreza monetaria
Entre el cuarto trimestre de 2019 y el cuarto trimestre de 2022 se crearon 3 millones de nuevos empleos.
Sin embargo, la inflación erosionó algunos de estos efectos positivos.
La inflación interanual fue de 7.82% en diciembre de 2022, impulsada por los altos precios de los alimentos y la energía.
En particular, la inflación de los alimentos fue del 12,52, afectando desproporcionadamente a los más pobres y vulnerables, ya que gastan una mayor parte de su presupuesto en alimentos básicos.
La pobreza laboral, definida como la proporción de la población con ingresos laborales por debajo del umbral de pobreza alimentaria, aumentó del 38.9% en cuarto trimestre de 2019 a 46% en el pico de la pandemia, en el tercer trimestre de 2020; pero repuntó a su nivel anterior a la pandemia para alcanzar 38.5% en cuarto trimestre de 2022.
Sin embargo, la calidad del empleo no se recuperó tan rápidamente, ya que la proporción de los empleos que ganan un salario mínimo o menos era de 21% antes de la pandemia (cuarto trimestre de 2019) y de 28% en el cuarto trimestre de 2022.
A finales de 2022, la proporción de empleo informal es muy alta (55.8 en el cuarto trimestre de 2022) y está en línea con sus niveles prepandémicos.