La propuesta mexicana en el sector energético es más de forma que de fondo, coincidieron dos fuentes consultadas que pidieron el anonimato, una del sector privado y otra del gobierno federal.
Al margen de que se consolidaría la reforma mexicana a manera de un candado adicional, México propuso incluir un capítulo energético en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), como parte de la actualización del mismo, lo cual ha sido rechazado de entrada por Estados Unidos.
“Con la reforma energética de México, ya no hay nada más que abrir”, dijo una de las fuentes.
En la negociación primera del TLCAN, en 1992, Estados Unidos propuso establecer capítulos específicos en los sectores de telecomunicaciones y textil, en los que tenía un interés relevante.
Al principio de la renegociación, la Secretaría de Economía comunicó que aún no se definía si se establecería un capítulo especial sobre todo lo relacionado con el sector energético o si las distintas normas relacionadas quedarían dispersas en el conjunto de los capítulos del acuerdo comercial renovado.
Ya el TLCAN vigente tiene un capítulo llamado Energía y Petroquímica Básica, pero en el mismo se excluyó la participación del sector privado en la extracción y comercialización de petróleo, o la venta de gasolinas y diésel en México, por ejemplo.
Quienes se oponen a que se profundice el capítulo energético en el TLCAN cuestionan que, consecuentemente, se tendrían que establecer capítulos específicos para otras industrias relevantes.
«El TLC es el acuerdo que rige la relación en América del Norte y en este proceso de modernización es relevante tener un capítulo que norme la relación, porque ha habido muchos cambios, no sólo en México sino también en Estados Unidos y Canadá, en la tecnología, en el grado de integración que perseguimos. Creemos que vale la pena tener un capítulo porque es una especie de bandera, es muy importante», dijo una fuente al tanto sobre la reciente posición mexicana.
Como resultado de la reforma del sector energético, la petroquímica básica y la generación y comercialización de energía eléctrica han dejado de estar consideradas como áreas estratégicas, es decir, ya no están reservadas de manera exclusiva para el Estado.
Asimismo, la Inversión Extranjera Directa (IED) puede ahora alcanzar el 100% en las actividades de comercialización de gasolina y distribución de gas licuado de petróleo, antes reservada a las personas físicas mexicanas y a las empresas mexicanas con cláusula de exclusión de extranjeros. Similarmente en lo relativo a la construcción de ductos para el transporte de petróleo y sus derivados, y la perforación de pozos petroleros y de gas, que anteriormente requerían una resolución favorable para que la IED pudiera superar el 49 por ciento.
«Es un tema que incide sobre la competitividad de América del Norte de manera horizontal, todos los sectores productivos se pueden ver beneficiados por una mayor integración energética y reducción de costos en los tres países», agregó la fuente.