La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, planea incluir una cláusula sobre la manipulación cambiaria en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

En Estados Unidos se impulsó la posibilidad de que una regulación de este tipo quedara establecida en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), pero al final quedó excluida del texto. El país abandonó el acuerdo por decisión de Trump días después de iniciado su mandato.

“Habría una oportunidad para un estatuto modelo sobre la moneda, aplicable de forma general”, dijo el senador demócrata Ron Wyden, en referencia a una propuesta que se comentó este miércoles en una reunión con el representante comercial, Robert Lighthizer, y secretario de Comercio, Wilbur Ross.

En el 2015, en las negociaciones del TPP, Estados Unidos propuso crear un comité donde funcionarios de las 12 naciones participantes podrían discutir acusaciones sobre manipulación cambiaria.

La medida buscaría frenar que países intervengan el valor de las divisas para dar ventajas competitivas a sus sectores productivos; sin embargo, no tendría compromisos vinculantes, a través de los cuales se puede acudir a tribunales con quejas para dirimir conflictos.

Para algunos miembros del Congreso estadounidense, una cuestión clave en las negociaciones del TPP fue cómo combatir las prácticas monetarias “injustas” de otros países.

La Trade Promotion Authorization (TPA, conocida como fast track -vía rápida-), vigente desde junio del 2015, incluye por primera vez entre los objetivos de negociación el asunto de la manipulación de las monedas, invitando a los negociadores a buscar disposiciones conexas. Al no incluir regulaciones sobre este tema en el texto del TPP, las autoridades monetarias de los países miembros emitieron una declaración sobre prácticas monetarias desleales.

En una de las partes, reafirmaron los compromisos del Fondo Monetario Internacional de evitar la manipulación de los tipos de cambio para obtener una ventaja competitiva y se comprometieron a que las políticas cambiarias reflejen los fundamentos económicos subyacentes y eviten desajustes persistentes de los tipos de cambio.

También se comprometieron con la divulgación pública de los datos pertinentes, incluidas las intervenciones en los mercados de divisas y las tenencias de reservas extranjeras, así como con la evaluación anual del FMI sobre su tipo de cambio.