Las ganancias y pérdidas de empleo relacionadas con el comercio pudieron acelerado las tendencias (como la globalización) que estaban en curso antes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pero no pueden ser totalmente atribuibles al acuerdo comercial, concluyó una investigación del Congreso estadounidense.

En su análisis expuso que numerosos estudios sugieren que el TLCAN logró muchos de los beneficios comerciales y económicos deseados. Otros estudios sugieren que el acuerdo ha resultado en pérdidas significativas de empleo y salarios más bajos. Esto ha estado de acuerdo con lo que la mayoría de los economistas sostienen, que la liberalización comercial promueve el crecimiento económico general entre los socios comerciales, pero que hay tanto ganadores como perdedores de ajustes.

No todos los cambios en los patrones de comercio e inversión en América del Norte desde 1994 pueden atribuirse al TLCAN, agregó, porque el comercio entre las partes también se ha visto afectado por una serie de factores.

En primer lugar, la liberalización del comercio en los tres países ya se estaba llevando a cabo antes de las negociaciones del TLCAN. En segundo lugar, el comercio también se ha visto afectado por otras variables que van más allá de la política comercial.

Por ejemplo, la fuerte devaluación de la moneda mexicana, el peso a fines de los años noventa y la consiguiente recesión en México tuvieron efectos considerables en el comercio, al igual que el rápido crecimiento de la economía estadounidense durante la mayor parte de los años noventa y, más recientemente, la desaceleración económica mundial causada por la crisis financiera de 2008.

El TLCAN entró en operación en enero de 1994, fecha a partir de la cual los tres países iniciaron un proceso de 14 años para eliminar gradualmente miles de barreras con miras a tener una integración regional. A la fecha, prácticamente todos los productos comercializados entre la región no pagan aranceles.