La Organización Mundial de Comercio (OMC) consideró que las pruebas de la desglobalización son escasas en términos del comercio internacional.
Las tensiones geopolíticas se están agravando, lo que hace temer que el comercio se pueda reorientar en función de factores regionales y políticos.
“Aunque se han observado cambios en la estructura del comercio, las pruebas de un aumento de la desglobalización siguen siendo escasas”, argumentó la OMC.
A modo de prueba, expuso que un indicador del alcance de las cadenas de suministro mundiales es la participación de los productos intermedios en el comercio mundial.
Esa proporción ha caído por debajo de 50% en 2023, pero el cambio no es enorme (48.5% en el primer semestre del año frente a 51% en los tres años anteriores).
Desglobalización
Según datos recientes, se observan cambios en la distribución del comercio que pueden responder a motivaciones políticas, aunque las causas son inciertas.
Por ejemplo, el comercio total de partes y componentes de Estados Unidos con países afines (según los patrones de votación en las Naciones Unidas) cayó de 77% en 2019 a 73% en 2020, y volvió a subir a 77% en 2023.
Esos cambios podrían ser reflejo de tensiones geopolíticas, pero también podrían indicar una vuelta a las pautas del comercio previas a la pandemia. Estos y otros indicadores de fragmentación serán seguidos de cerca por la OMC en el futuro.
También la OMC examinó más detenidamente los posibles productos “cuello de botella” o los productos muy concentrados en el comercio internacional que parecen frenar los esfuerzos de diversificación de las empresas del mundo entero.
Restricciones a la exportación
Según el Informe sobre el Comercio Mundial 2023 de la OMC, aunque las conmociones pueden tener un fuerte impacto en la disponibilidad de esos productos, solo unos pocos productos considerados esenciales según esa lista relativamente larga se ven afectados.
El número de restricciones a la exportación introducidas por los Miembros de la OMC ha aumentado significativamente desde 2020, primero en el contexto de la pandemia y, más recientemente, a causa de la guerra en Ucrania y la crisis de seguridad alimentaria.