Las ventas de cerveza artesanal en México registrarán una tasa de crecimiento interanual de 59% en 2017, para llegar a 166,069 hectolitros, de acuerdo con estimaciones de la Asociación de Cerveceros de la República Mexicana (Acermex).
Este nicho sigue siendo pequeño en comparación con los 92 millones de hectolitros de cerveza industrial que se han producido anualmente en México durante el último quinquenio, en promedio.
Aun así, las grandes empresas transnacionales han mostrado un interés creciente en este segmento. En 2015, AB InBev adquirió Cervecería Tijuana, Cucapá, Bocanegra y Cevecería Mexicana, que incluye las marcas Mexicali, Día de Muertos, Tijuana y Bufadora. En 2017, Heineken se asoció con Primus, productora de las marcas Tempus y Jabalí.
El desarrollo de la actividad artesanal está transformando el panorama cervecero internacional, proporcionando nuevos productos a unos consumidores cuyos gustos se están volviendo más sofisticados.
Una cervecería artesanal produce una cantidad limitada de cerveza. Las definiciones exactas varían, pero los términos se aplican típicamente a las que son mucho más pequeñas que las cervecerías corporativas a gran escala y sus dueños son independientes. Este tipo de cervecerías se caracterizan generalmente por su énfasis en el sabor y la técnica de fermentado.
El movimiento de las cervecerías artesanales comenzó en la década de 1970 en el Reino Unido y posteriormente se extendió a otros países.