China lideró la lista de los 10 mayores importadores de cereales del mundo en 2017, con un monto de 6,400 millones de dólares.
En las siguientes posiciones quedaron: Japón, con 5,412 millones de dólares, y México, con 4,491 millones de dólares.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), los suministros mundiales de los cereales principales han excedido la demanda general en los últimos años.
Esto ha llevado a una acumulación significativa de inventarios y precios mucho más bajos en los mercados internacionales en comparación con la década anterior.
Los otros grandes importadores de cereales fueron: Egipto (4,408 millones de dólares), Italia (3,224 millones), España (3,138 millones), Corea del Sur (3,085 millones), Países Bajos (3,012 millones), Indonesia (2,927 millones) y Argelia (2,751 millones).
Récords en cereales
La producción mundial de cereales alcanzó un nuevo máximo en 2017, superando el pico anterior en 2016.
Datos de la FAO muestran que la producción de maíz fue la que más aumentó, alcanzando un récord en 2017, impulsada en gran medida por una mayor producción en varios de los principales países exportadores.
Por otro lado, la producción de trigo fue alta pero ligeramente inferior al récord establecido en 2016, y la producción de otros cereales secundarios disminuyó en 2017 debido principalmente a la menor producción de cebada en Australia y la menor producción de sorgo y cebada en Estados Unidos.
La producción de arroz superó el récord del año anterior debido al continuo crecimiento en Asia y la recuperación de la producción latinoamericana.
En los años en que la producción de cereales en crecimiento ha superado el crecimiento de la demanda, generando abundantes suministros y existencias, se espera que los precios nominales internacionales en el corto plazo solo aumenten moderadamente con el apoyo de la demanda estable y el aumento de los precios de la oleaginosa.
Sin embargo, en términos reales, los precios disminuirán en los próximos 10 años, según proyecciones de la FAO.
