México, China y la Unión Europea se ubicaron entre los mayores exportadores de derivados de aluminio a Estados Unidos en 2024.
En febrero pasado, el presidente Donald Trump firmó proclamaciones para cerrar las lagunas y exenciones existentes para restablecer un arancel efectivo de 25% sobre el acero y elevar el arancel sobre el aluminio de 10 a 25 por ciento.
Las proclamaciones establecen una exclusión limitada para ciertos productos derivados del acero y el aluminio. En el caso del acero, permite la exclusión si los artículos fueron fundidos y vertidos en Estados Unidos, aunque luego se procesen en otro país. Del mismo modo, para el aluminio, la exclusión aplica si los artículos fueron fundidos y moldeados en Estados Unidos, incluso si se transforman en el extranjero.
Exportadores de derivados de aluminio
¿El porqué? El presidente Trump implementó estas medidas, argumentando que quiere proteger las industrias clave del acero y el aluminio en Estados Unidos, ya que se afectaron por prácticas comerciales desleales y un exceso de capacidad a nivel mundial.
Las órdenes de Trump exigen que, antes del 11 de mayo de 2025, el Secretario de Comercio establezca un proceso para que los productores de acero y aluminio en Estados Unidos soliciten incluir más productos derivados en los aranceles. Para ello, deben demostrar que el aumento de importaciones amenaza la seguridad nacional. Esta medida les permite buscar protecciones arancelarias adicionales.
Estos son los principales exportadores de derivados de aluminio a Estados Unidos en 2024, en millones de dólares, según datos del Departamento de Comercio:
- México: 22,890.
- China: 21,820.
- Unión Europea: 13,054.
- Canadá: 11,959.
- Corea del Sur: 5,865.
- Japón: 5,420.
- Taiwán: 4,781.
- Vietnam: 3,957.
- Reino Unido: 2,161.
- Tailandia: 2,006.
Las exportaciones de derivados de aluminio desde todo el mundo a Estados Unidos fueron de 102,664 millones de dólares en 2024.
Pros y contras
De acuerdo con un análisis propio, el Congreso podría considerar los posibles beneficios y costos de la ampliación de los aranceles de la Sección 232 para la economía estadounidense, las relaciones con los socios comerciales, incluidas las discusiones globales sobre el exceso de capacidad, y si estas acciones son coherentes con las obligaciones comerciales internacionales de Estados Unidos.
El Congreso también puede considerar su papel en la política comercial frente al poder ejecutivo.