Las personas en México están sujetas a un límite de depósito en efectivo de 4,000 dólares estadounidense por mes, de acuerdo con las leyes mexicanas.

Con el fin de prevenir las operaciones de lavado de dinero, México impone límites a los depósitos en efectivo de dólares estadounidense. Las empresas de áreas fronterizas y turísticas pueden depositar más de 14,000 por mes sujetos a las normas de información y a justificar su necesidad de realizar transacciones en efectivo en dólares.

México mantiene políticas de conversión y transferencia abiertas. En general, las transacciones de capital y de inversión, las remesas, los dividendos, las regalías, las comisiones de servicios técnicos y los gastos de viaje se gestionan a tipos de cambio determinados por el mercado. El intercambio de pesos mexicanos por dólares está disponible en el mismo día, con bases de liquidación de 24 y 48 horas.

En el año 2016, Banxico lanzó una cámara central de compensación para permitir servicios de compensación de dólares totalmente dentro de México, lo que debería mejorar significativamente los servicios de compensación para las compañías nacionales con ingresos en dólares, aunque la adopción de esta facilidad por los bancos sigue siendo baja.

El gobierno de México mantiene un tipo de cambio flotante. El peso mexicano perdió más del 26% de su valor frente al dólar estadounidense entre el 1 de enero de 2015 y el 1 de abril de 2017.

El gobierno mexicano intervino en mercados de divisas dos veces en 2016, vendiendo reservas de divisas para compensar las fuertes caídas en el tipo de cambio, debido al debilitamiento de los fundamentos económicos internos, el voto de Gran Bretaña a la salida de la Unión Europea y las elecciones estadounidenses. Esta caída ha sido revertida.

En febrero de 2017, Banxico creó un programa de cobertura de los forwards no entregables para frenar aún más la volatilidad del peso mexicano y asegurar que los mercados spot y de futuros siguieran funcionando adecuadamente.