La logística para la distribución de la vacuna y el medicamento para el Covid-19 se perfila descoordinada, de acuerdo con un artículo divulgado por la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Se están realizando esfuerzos notables para garantizar una investigación y desarrollo (I + D) efectivos de los diagnósticos, tratamientos y vacunas relacionados con Covid-19, entre otras cosas en la Asamblea Mundial de la Salud de la semana pasada, y en el contexto de un conjunto de tecnología voluntaria recientemente anunciado por la OMS.
“Pero la respuesta internacional Covid-19 carece en gran medida de una estrategia integral sobre cómo garantizar el eslabón perdido entre I + D y distribución, es decir, fabricación a gran escala”, dice el artículo, escrito por James Zhan, director de la División de Inversión y Empresa, y Christoph Spennemann, jefe de la Unidad de Propiedad Intelectual, de la UNCTAD.
Ya esto ha sido claramente evidente en la escasez de máscaras faciales, guantes y batas para los trabajadores de la salud en África, artículos que generalmente son fáciles de fabricar y, sin embargo, a menudo tuvieron que enviarse desde miles de millas de distancia.
Según la UNCTAD, los fabricantes solo suministran 40% del mercado mundial de equipos de protección personal (EPP) en solo tres países fuera de África, y 35% de los productos médicos disponibles en todo el mundo se venden en solo tres países fuera de África.
Logística y coronavirus
Al menos 47 países han implementado una o más medidas que afectan las exportaciones de productos o subproductos utilizados en la respuesta de salud pública a COVID-19.
“Una vez que esté disponible un tratamiento o vacuna para COVID-19, es probable que la demanda masiva supere el suministro de manera aún más rápida y visible, con enormes consecuencias para la equidad en salud”, añadieron.
Las esperanzas anteriores de que, debido a las condiciones climáticas, los países del Sur global podrían verse menos afectados, están desapareciendo rápidamente.
Ahora la pandemia está afectando a los países de ingresos bajos y medianos, y América Latina se considera un nuevo epicentro de la pandemia, según un comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del 22 de mayo.
Por lo tanto, aumentar la capacidad productiva local se convierte en una necesidad para garantizar la seguridad de la salud pública en los países de ingresos bajos y medianos. Como el virus no conoce fronteras, la capacidad productiva de estos países contribuye a cambio a la seguridad sanitaria mundial.
Más instalaciones
Se necesita actuar con urgencia en la logística, según Zhan y Spennemann. Para las vacunas, por ejemplo, The Economist señala que la producción mundial de vacunas, que actualmente supera las 5,000 millones de dosis al año, no será suficiente para satisfacer la nueva y masiva demanda.
La reutilización de las instalaciones existentes no es una solución: esto no siempre es factible y también reduciría la capacidad de fabricar vacunas regulares para abordar enfermedades potencialmente mortales como el sarampión y la poliomielitis.
“Necesitamos evitar un escenario en el que los países pobres se queden atrás. Esto requiere nuevas alianzas industriales, fabricación paralela por parte de múltiples compañías en múltiples ubicaciones y enfoques creativos de propiedad intelectual para garantizar la rápida disponibilidad de nuevas tecnologías para la producción de alto volumen”, concluyeron.
En suma, la logística debe ser crucial para no repetir la escasez que ocurrió a nivel mundial con algunos suministros médicos y equipos de protección personal en la primera etapa de la pandemia.
Paralelamente a las acciones locales, según Graciela Márquez, secretaria de Economía de México, el foco de la solución está en la cooperación internacional para disponer, en cuanto se pueda, de la vacuna y el medicamento, un esfuerzo de logística que debería ser encabezado por la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Panamericana de la Salud y la OMS.