México y la Unión Europea acordaron mantener el mecanismo de solución de controversias Estado-Estado en la actualización del Tratado de Libre Comercio entre ambos (TLCUEM).

En contraste, el gobierno del presidente Donald Trump ha propuesto desaparecer este recurso jurídico como parte de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El mecanismo establece los procedimientos para resolver cualquier disputa potencial entre los países sobre la interpretación y aplicación de la parte comercial del Acuerdo.

En el TLCUEM, según el acuerdo en principio alcanzado para su actualización, el mecanismo se activa cuando una Parte considera que la otra no ha cumplido con las obligaciones establecidas en ese tratado. En una primera etapa, se espera que México y la Unión Europea inicien consultas para encontrar una solución amistosa.

También prevé la posibilidad de que ambas partes encuentren una solución amistosa con la ayuda de un mediador (mecanismo de «mediación»). Si no se encuentra una solución, el demandante puede solicitar un panel de árbitros independiente e imparcial para que se pronuncie sobre el asunto.

Debe estar compuesto por tres árbitros con altas calificaciones y experiencia en el comercio y el derecho internacional, además de observar altos estándares de conducta ética y tomar decisiones de manera justa.

Durante el proceso, ambas partes tienen la posibilidad de ser escuchadas y exponer sus argumentos. Las audiencias están abiertas para las personas interesadas, quienes también pueden hacer sus propias presentaciones ante el panel.

El panel emitirá un informe y su decisión es final y debe ser respetada por los involucrados. Si un Estado incumple sus obligaciones, éste deberá poner sus medidas en conformidad con el TLCUEM.

Los procedimientos de solución de controversias se basan en el debido proceso y en los principios de transparencia, lo que permite a las partes interesadas asistir a las audiencias y presentar sus propias presentaciones al panel.

En general, el mejor acuerdo internacional valdrá poco si uno de los firmantes no cumple las obligaciones en él prescritas, y no se puede hacer nada al respecto. En consecuencia, un mecanismo eficaz para resolver las diferencias aumenta el valor práctico de los compromisos contraídos por los signatarios en un acuerdo internacional.

Un principio transversal para este tipo de mecanismos a nivel mundial es que las diferencias se resuelvan a tiempo y de un modo estructurado. De esta manera, se pueden evitar los efectos perjudiciales de los conflictos no resueltos del comercio internacional y se atenúan los desequilibrios existentes entre los actores fuertes y los más débiles, haciendo que sus diferencias se resuelvan de conformidad con las normas, y no se dejen al arbitrio de la fuerza.