México captó 2,648.4 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa (IED) en la fabricación de autos y camiones de enero a septiembre de 2021, informó la Secretaría de Economía.
Como un factor destacado en el contexto, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) incluye muchas disposiciones innovadoras diseñadas para incentivar nuevas inversiones en el sector automotriz de América del Norte, promover compras adicionales de autopartes producidas en la región, crear y respaldar empleos mejor pagados en la industria automotriz y alentar a los fabricantes de automóviles y proveedores a ubicar futura producción de vehículos autónomos y de nueva energía en América del Norte.
Tras registrar llegadas de IED en la fabricación de autos y camiones por 3,333 millones de dólares en 2018, México registró primero un alza en esos flujos, a 4,291 millones en 2019, y luego una reducción, a 2,774 millones en 2020.
Fabricación de autos
Por una parte, el Centro de Investigación Automotriz (CAR, por su sigla en inglés), una organización sin fines de lucro, pronosticó que el T-MEC probablemente aumentaría la producción de piezas centrales, y señaló que la mayoría de los vehículos fabricados en América del Norte ya cumplen con la mayoría de las nuevas reglas. CAR predijo un «leve aumento» en los precios de los vehículos de Estados Unidos.
Por otro lado, un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sostenía que las nuevas reglas de origen «no lograrían los resultados deseados» del T-MEC y conducirían a una disminución en la producción de vehículos y repuestos de América del Norte, desplazando la producción fuera la región y propiciando un aumento de los precios de los vehículos.
Desde que se negoció el T-MEC, según un análisis del Congreso estadounidense, el ritmo de la electrificación de los vehículos de pasajeros ha aumentado, con implicaciones para la cadena de suministro de América del Norte.
El análisis añade que la producción de muchas piezas utilizadas en el sistema de propulsión de un vehículo convencional puede disminuir y ser reemplazada por menos piezas utilizadas en vehículos eléctricos.
Es probable que las baterías grandes y pesadas que alimentan esos vehículos se produzcan cerca de las plantas de ensamblaje final.
También es probable que estos cambios tecnológicos y de fabricación provoquen la contracción del comercio actual de piezas de vehículos, aumentando el valor añadido de las plantas de montaje.