El gobierno federal informó que México tiene comprometidos en firme 300 kilómetros de gasoductos, adicionales a los más de 2,300 kilómetros que ya se han construido como parte de un programa de cinco años.
Las obras forman parte del Plan Quinquenal de Expansión del Sistema de Transporte y Almacenamiento Nacional Integrado de Gas Natural 2015-2019, en el que se espera una inversión conjunta de 12,000 millones de dólares, un monto menor en 4,000 millones de dólares al originalmente previsto.
Con la reforma energética se pretende transitar de un esquema monopólico de paraestatales hacia un mercado donde éstas pudieran convertirse en empresas productivas del Estado para competir con compañías privadas.
La reforma energética busca fortalecer a los órganos reguladores del sector (la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de Energía) y creó un Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, así como una Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos.
También dio origen a dos operadores independientes de los sistemas eléctrico y de gasoductos: el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) y el Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenagas), respectivamente.
México busca incrementar su capacidad de suministro de gas natural para satisfacer la demanda de la industria y para generar electricidad a través de fuentes más limpias y asequibles.
Para garantizar el acceso a la infraestructura existente de gasoductos, el Cenagas anunció en octubre de 2016 el inicio de la primera temporada abierta, en la que empresas privadas concursarán para reservar capacidad en los 9,000 kilómetros de ductos que Pemex le transfirió en enero de este año.