México ha empalmado rondas definitorias de las negociaciones para actualizar los tratados de libre comercio que tiene con América del Norte y la Unión Europea, así como el Acuerdo de Complementación Económica No. 53 con Brasil (ACE 53).
Se espera que funcionarios de la Secretaría de Economía sostengan en abril negociaciones en esos tres frentes, al tiempo que también deberán cabildear en el Senado de la República para la ratificación del Acuerdo Integral y Progresivo para la Asociación Transpacífica (CPTPP), un pacto comercial con otras 10 naciones de la región Asia-Pacífico.
Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, destacó que no se puede proyectar la tendencia de las exportaciones mexicanas en general, o en particular parea cada región, porque el desenlace de cada una de estas negociaciones tendrá un impacto específico con las naciones involucradas, a la vez que indirecto con terceros países y en forma global en las ventas externas mexicanas.
Históricamente, México no había tenido tantos frentes de negociación abiertos como ahora, con el desafío adicional de que la actual administración del gobierno federal termina el 30 de noviembre del año en curso.
Lo común es que si una negociación no se cierra y hay un cambio de administración de uno de los países parte, el nuevo gobierno pudiera pretender hacer una revisión integral de los acuerdos parciales y cambiar éstos, retrasando los avances y modificando el balance alcanzado hasta entonces.
De concluirse los procesos de negociación y de ser ratificados los acuerdos por los respectivos Congresos, México habrá actualizado sus tres principales tratados de libre comercio: con América del Norte (TLCAN), con la Unión Europea (TLCUEM) e, indirectamente, a través de CPTPP, con Japón (el Acuerdo de Asociación Económica, AAE).
Todas estas negociaciones ya estaban perfiladas desde antes de que Donald Trump ganara las elecciones presidenciales de Estados Unidos; pero con este acontecimiento México incrementó su interés por cerrarlas, debido a los discursos y acciones proteccionistas del nuevo mandatario estadounidense.
Ese mismo factor ha influido para que otras naciones se muestren renuentes a negociar con el gobierno de Trump nuevos acuerdos comerciales.
Por el contrario, de fracasar el cierre de las negociaciones, México podría verse vulnerable por la alta dependencia de sus exportaciones al mercado de América del Norte.