México y Estados Unidos suspendieron las negociaciones sobre el comercio de azúcar que México puede exportar a su vecino del norte.
Los dos países se habían fijado el 5 de junio como fecha límite para llegar a un acuerdo sobre este caso. El viejo conflicto por las exportaciones de azúcar de México a Estados Unidos enfrenta así una nueva disputa.
La cuestión radica en que la floreciente industria de los “melt houses”, que convierten el azúcar granulada en líquida (usada en bebidas, helados y productos horneados), están comprando más azúcar mexicana sin refinar, quitando una porción de esta proveeduría a plantas refinadoras.
En el 2000, Estados Unidos impidió el uso de cupos de importación de azúcar originaria de México, como lo establecía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aunque sí permitió el libre comercio de este producto a partir de 2008.
Pero a finales de 2014, los dos países llegaron a un “acuerdo de suspensión”, ante el riesgo de que el gobierno estadounidense pudiera fijar cuotas compensatorias a las importaciones de azúcar mexicana, tras haber iniciado investigaciones por dumping y subsidios.
El convenio obliga a México a vender a un precio mínimo de 0.2357 dólares la libra de azúcar refinada y a 0.2075 dólares el azúcar sin refinar; limita los envíos de azúcar refinada a no más del 53% del total de exportaciones en cada año, es decir al menos 47% deber ser azúcar en bruto, y el volumen se fija anualmente en función de las necesidades previstas de Estados Unidos.
Los refinadores ASR Group, fabricante de Domino Sugar; e Imperial Sugar Co, de Louis Dreyfus Co, y la American Sugar Alliance han argumentado que sus refinerías de caña tradicionales que producen azúcar cristalina se han quedado con una menor oferta de azúcar de caña en bruto mexicana.
La Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera (CNIAA) replicó que, al calibrar la cuota de exportación a las necesidades de Estados Unidos, los acuerdos de suspensión aseguran que no puede haber exceso de oferta o escasez de azúcar mexicana en el mercado estadounidense.
“Uno no puede decir que el azúcar va a ir dirigida a alguien en específico, por la simple ley de competencia”, dijo Alberto Jiménez, director general adjunto para América del Norte de la Secretaría de Economía.