México impuso un arancel de 50% a las importaciones de maíz y también un arancel de 50% a las exportaciones de ese grano, de acuerdo con un decreto presidencial publicado este viernes.

El decreto presidencial reconoce que la exención del arancel a la importación del maíz blanco harinero no ha generado un impacto significativo en la disminución de precios en el mercado mexicano.

El 4 de mayo de 2022, el gobierno anunció el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), que implementó varias medidas para aumentar la producción y distribución de bienes, incluyendo la suspensión por seis meses de los aranceles de importación de 21 alimentos básicos.

También ese paquete incluyó la creación de una reserva de maíz, garantías de precios para los pequeños productores de maíz, frijol, arroz y leche, apoyo adicional a los programas de abastecimiento de alimentos, y reuniones entre el gobierno y las empresas privadas destinadas a estabilizar los precios de ciertos alimentos básicos.

Luego, el 19 de octubre de 2022, se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto por el que se exime del pago de derechos de importación a los productos básicos y se simplifica el régimen de importación de estos bienes.

Arancel

El nuevo impuesto a la importación y exportación de maíz tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre de 2023.

El gobierno federal argumentó que la oferta y producción de maíz blanco en México son factores importantes en la determinación de su precio y, por tanto, también de los diversos productos de consumo elaborados a base del mismo, principalmente la tortilla.

Por ello, , para impulsar el fortalecimiento de la producción nacional, el mercado interno y el encadenamiento productivo de ese grano, así como asegurar condiciones de mercado que permitan estabilizar su precio, resulta pertinente modificar temporalmente el arancel aplicable a la importación del maíz.

La inflación al consumidor para 2022 fue de 7.8%, superior a la inflación objetivo del Banco de México de 3.0% (+/- 1.0%) para el año, 0.5 puntos porcentuales superior a la inflación al consumidor de 7.4% para 2021 y 4.7 puntos porcentuales superior a la inflación al consumidor de 3.2% para 2020.

Esta tendencia refleja los efectos acumulados de la pandemia de Covid-19, incluidos los problemas de la cadena de suministro que han aumentado los costes de producción, y del conflicto entre Rusia y Ucrania sobre la economía mundial, que han provocado una mayor incertidumbre económica y presiones inflacionistas al alza.