México invierte 1% de su Producto Interno Bruto (PIB) en investigación en el sector agrícola, de acuerdo con datos del Instituto Internacional de Investigaciones sobre Política Alimentaria (IFPRI, por su sigla en inglés).

Los niveles de inversión en investigación agrícola en la mayoría de los países de ingresos bajos y medianos siguen siendo muy inferiores al objetivo mínimo del 1% del PIB agrícola recomendado por las Naciones Unidas.

Se necesitan mayores niveles de financiación para establecer y mantener programas de investigación agrícola viables que logren resultados tangibles.

La inversión en investigación agrícola puede tener retornos significativos, pero estos retornos toman tiempo, comúnmente décadas. Este retraso inherente, desde el inicio de la investigación hasta la adopción de una nueva tecnología o de una nueva variedad, requiere una financiación sostenida y estable de la investigación.

La volatilidad de los fondos hace más difícil obtener rendimientos a largo plazo. El gasto en investigación agrícola de África ha mostrado una volatilidad considerablemente mayor que el gasto en otras regiones en desarrollo, impulsado por la naturaleza a corto plazo y orientada a proyectos de los donantes y la financiación de los bancos de desarrollo en África.

Muchos de los investigadores agrícolas con doctorado en países de ingresos bajos y medianos tienen entre 50 y 60 años.

Esta situación es más grave en África al sur del Sahara. Dado que la edad oficial de jubilación en la mayoría de los países es de 60 o 65 años, muchos países se quedarán sin la masa crítica de investigadores cualificados para dirigir los programas de investigación.

Esta tendencia, combinada con altas proporciones de personal subalterno recientemente reclutado que necesita experiencia y tutoría, ha dejado a muchos países vulnerables. Sin estrategias adecuadas de sucesión y capacitación, surgirán brechas significativas en el conocimiento, lo que suscitará preocupaciones sobre la calidad de los futuros resultados de la investigación.