México se ubicó como el país con mayor población de entre 15 y 74 años que padece sobrepeso u obesidad entre los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Por debajo de México, en este mismo indicador, se ubicaron Estados Unidos, Hungría, Inglaterra, Canadá, España, Francia, Italia, Suiza y Corea del Sur.
De acuerdo con el último reporte de la OCDE en la materia, más de uno de cada dos adultos y casi uno de cada seis niños tienen sobrepeso u obesidad en las naciones de la OCDE.
Las tasas de obesidad en adultos son más altas en los Estados Unidos, México, Nueva Zelanda y Hungría, mientras que son más bajas en Japón y Corea.
La OCDE proyecta que las tasas de obesidad aumentarán aún más en 2030, y Corea y Suiza son los países donde se prevé que las tasas de obesidad aumenten a un ritmo más rápido.
Las desigualdades sociales en el sobrepeso y la obesidad son fuertes, especialmente entre las mujeres. En cerca de la mitad de los ocho países para los que se dispone de datos, las mujeres con menos estudios son dos o tres veces más propensas a tener sobrepeso que aquellas con un nivel de educación superior.
En los últimos años, algunos países de la OCDE se han basado en políticas fiscales para aumentar el precio de productos potencialmente no saludables para fomentar una dieta más sana, como en Bélgica, Chile, Finlandia, Francia, Hungría y México.
La OCDE destacó que el tema de la obesidad se centra en las políticas de comunicación diseñadas para capacitar a la gente a tomar decisiones más saludables, que se utilizan cada vez más en los países de la OCDE.
Los nuevos avances en las políticas de comunicación incluyen nuevos esquemas fáciles de etiquetado de alimentos, campañas de medios de comunicación para aumentar la conciencia pública, el uso de redes sociales y nuevas tecnologías para campañas de promoción de la salud, así como un reforzamiento de la regulación para la comercialización de productos potencialmente insalubres, especialmente cuando están dirigidos a niños.
Paquetes de políticas integrales, incluyendo no sólo la comunicación, sino también intervenciones basadas en la escuela y en entornos de atención primaria, y políticas regulatorias y fiscales más amplias, proporcionan una solución asequible y rentable para combatir la obesidad.