México subió tres posiciones en clasificación de brecha de género en el mundo, a la 31º, de acuerdo con índice del Foro Económico Mundial.
México, un país de 65 millones de mujeres, ha cerrado el 76.4% de su brecha en 2022 y ha registrado su mayor puntuación de paridad hasta la fecha. Con ello, el país asciende tres posiciones en la clasificación mundial.
El subíndice que impulsa los resultados de México es principalmente el de Empoderamiento Político y, en concreto, la paridad a nivel parlamentario.
Asimismo, el subíndice de Salud y Supervivencia no muestra cambios, aunque no se disponía de datos para uno de los dos indicadores considerados.
Mexico Results
En Logro Educativo, la puntuación del subíndice de México ha descendido desde 2016, a pesar de que las últimas ediciones informan de la paridad en las matriculaciones de educación secundaria y terciaria.
Por último, en Participación y Oportunidades Económicas México obtuvo una puntuación de 0.597, continuando una tendencia al alza en la paridad de género desde 2018.
Brecha de género
En 2022, las mujeres representaron una parte ligeramente menor de los trabajadores profesionales y técnicos, que sin embargo se mantiene cerca de la paridad con un 0.988.
La proporción de mujeres legisladoras, altas funcionarias y directivas aumentó en 2.5 puntos porcentuales.
Los ingresos estimados disminuyeron tanto para los hombres (-10.3%) como para las mujeres (-8.1%), lo que redujo la brecha de género en este indicador en -1.2 puntos porcentuales, pero a causa de la reducción general de los ingresos.
Sin embargo, es importante señalar que los ingresos de las mujeres sólo representan la mitad de los ingresos estimados de los hombres en 2022, lo que significa que todavía existen importantes barreras económicas para la paridad de género.
Hay tres conceptos básicos que subyacen en el Índice Global de la Brecha de Género, que constituyen la base de cómo se eligieron los indicadores, cómo se tratan los datos y cómo se puede utilizar la escala.
Antes que nada, el índice se centra en la medición de las brechas en lugar de los niveles. En segundo lugar, capta las brechas en las variables de resultado en lugar de las brechas en las variables de entrada. En tercer lugar, clasifica a los países en función de la igualdad de género y no de la capacitación de las mujeres.