México implementó a partir de este jueves la segunda etapa de represalias contra Estados Unidos, elevando los aranceles a la importación de productos lácteos a niveles de 20 y 25% y de productos de carne de cerdo a 20 por ciento.
El impuesto mexicano a la importación de queso fresco, incluidos el lactosuero y el requesón, pasó de 15% a partir del 5 de junio a 25% desde este jueves.
A su vez, la tarifa al queso rallado o en polvo pasó de 10 a 20%; la correspondiente a quesos duros y semiduros, también de 10 a 20%, y la aplicada a “otros” quesos escaló de 15 a 25%, entre la primera y la segunda fechas.
Exportadores de Estados Unidos enfrentan también aranceles de represalia por parte de Japón, Rusia y Turquía, como respuesta al alza de tarifas que implementaron las aduanas estadounidenses a las importaciones de acero y aluminio.
China fue el primer país en hacer lo propio, al cobrar aranceles punitivos desde abril, seguido por México, quien puso en vigor el alza de impuestos a la importación a partir del 5 de junio.
Otras medidas de represalia de Canadá entrarán en vigencia el 1 de julio y un paquete más por parte de la Unión Europea comenzó el 22 de junio.
El 1 de marzo, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la imposición de aranceles globales de 25% a las importaciones estadounidenses de acero y de 10% a las de aluminio.
El Consejo de Exportación de Lácteos de Estados Unidos advirtió que los aranceles mexicanos sobre los quesos podrían ser un golpe para la industria láctea de ese país, la cual genera casi 3 millones de empleos y depende cada vez más de las exportaciones.
«Las tarifas sobre el queso potencialmente eliminarán la ventaja competitiva que tenemos en nuestro mercado número uno», dijo el presidente de ese organismo, Tom Vilsack, en un comunicado.
En 2017, las importaciones mexicanas de quesos y requesón sumaron 121,510 toneladas por un valor de aduana de 518 millones de dólares, monto en el que Estados Unidos tuvo una participación de 74.7 por ciento.
A partir de este jueves, México cobra también un arancel de 20% a piernas, paletas y sus trozos de carne de cerdo importados de Estados Unidos.
Las compras externas mexicanas de todos los tipos de carne de cerdo alcanzaron 803,476 toneladas en el año pasado y su valor aduanal fue de 1,405 millones de dólares, con una participación de 89% de Estados Unidos.
Las represalias fijadas por México equivalen al 25% de las importaciones mexicanas de los artículos de acero abarcados por la Sección 232 (estas compras suman 2,494 millones de dólares según estadísticas de Estados Unidos) y al 10% de las importaciones mexicanas de los artículos de aluminio (por un valor de 262 millones de dólares).
En el paquete inicial de represalias mexicanas estuvieron incluidos productos como manzanas, arándanos y papas, a los que se les aplica un arancel de 20% desde el 5 de junio.
Otros impuestos a la importación, de entre 15 y 25% se cobran a productos de acero como placas, láminas, chapas, varillas, tubos y alambrón, y de 15% a embutidos de cerdo.
México seleccionó estratégicamente productos que «no tienen un impacto importante en el consumo nacional, que no tiene un impacto importante en el tema de la inflación, y que tiene fuentes alternativas», dijo el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, cuando México anunció por primera vez la medida.