Las negociaciones entre México y Estados Unidos están encaminadas a asegurar que una parte del azúcar mexicana exportada llegue a las refinerías estadounidenses, afirmó este martes Ildefonso Guajardo, secretario de Economía.
“El acuerdo, realmente, se ha respetado, lo que pasa es que el mercado es tan eficiente en Estados Unidos que no ha permitido que azúcar cruda llegue a los refinadores y eso ha hecho que sus expectativas no se materialicen. Entonces, tenemos que hacerle cambios para asegurarnos que parte de la azúcar cruda que estamos exportando pueda llegar a los refinadores para su procesamiento”, comentó el funcionario.
Productores de azúcar de Estados Unidos se han quejado ante su gobierno de que México ha incrementado sus exportaciones de azúcar semi-refinada al mercado estadounidense, eludiendo restricciones en volumen pactadas por los dos países.
A finales de 2014, ambas naciones llegaron a un “acuerdo de suspensión”, ante el riesgo de que el gobierno estadounidense pudiera fijar cuotas compensatorias a las importaciones de azúcar mexicana, tras haber iniciado investigaciones por dumping y subsidios.
El convenio obliga a México a vender a un precio mínimo de 0.2357 dólares la libra de azúcar refinada y a 0.2075 dólares el azúcar sin refinar; limita los envíos de azúcar refinada a no más del 53% del total de exportaciones en cada año, es decir al menos 47% deber ser azúcar en bruto, y el volumen se fija anualmente en función de las necesidades previstas de Estados Unidos.
Las refinerías estadounidenses afirman que hay una escasez de azúcar en bruto en el mercado estadounidense, al tiempo que se ha dado una alteración en los precios para el azúcar refinado.
Los refinadores ASR Group, fabricante de Domino Sugar; e Imperial Sugar Co, de Louis Dreyfus Co, y la American Sugar Alliance han argumentado que sus refinerías de caña tradicionales que producen azúcar cristalina se han quedado con una menor oferta de azúcar de caña en bruto mexicana.
La Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera (CNIAA) replicó que, al calibrar la cuota de exportación a las necesidades de Estados Unidos, los acuerdos de suspensión aseguran que no puede haber exceso de oferta o escasez de azúcar mexicana en el mercado estadounidense.
Según las compañías estadounidenses, el azúcar semi-refinado necesita un procesamiento mínimo, pero evita restricciones cuantitativas sobre la cantidad de exportaciones de azúcar refinada.
En el 2000, Estados Unidos impidió el uso de cupos de importación de azúcar originaria de México, como lo establecía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aunque sí permitió el libre comercio de este producto a partir de 2008.