El volumen del comercio de mercancías en el mundo se desplomó en el cuarto trimestre de 2022 y siguió siendo débil en el primer trimestre de 2023, lastrado por la guerra de Ucrania, una inflación obstinadamente alta y una política monetaria más restrictiva, de acuerdo con un informe de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El descenso intertrimestral de 2.4% en el cuarto trimestre arrastró el crecimiento del volumen comercial para 2022 hasta 2.7%, por debajo de la previsión de 3.5% de la OMC del pasado octubre, pero mejor que los escenarios más negativos previstos al comienzo de la guerra.
Las previsiones actuales de la OMC apuntan a un crecimiento inferior al 1.7% en 2023, que aumentará hasta 3.2% en 2024, pero las perspectivas siguen empañadas por los riesgos a la baja, como las tensiones geopolíticas, la inseguridad alimentaria y energética, el mayor riesgo de inestabilidad financiera y los elevados niveles de deuda externa.
El siguiente gráfico muestra el volumen del comercio de mercancías hasta el cuarto trimestre de 2022 y las proyecciones hasta el cuarto trimestre de 2024, incluyendo “bandas de error” para ilustrar el grado de incertidumbre asociado a la previsión.
De esa forma, el área sombreada representa un intervalo de confianza aproximado del 85% ajustado para reflejar el predominio de los riesgos a la baja.
Si se mantienen las hipótesis actuales, el crecimiento del volumen del comercio de mercancías en 2023 podría ser tan bajo como -2.8% o tan alto como +4.7 por ciento.
Comercio de mercancías
La caída registrada en el cuarto trimestre de 2022 se debió en parte a la inflación y a la subida de los tipos de interés, que pesaron sobre el consumo y la inversión, y en parte al brote de Covid-19, que perturbó la producción y el comercio en China.
La OMC espera que la relajación de los controles de la pandemia en China impulse el comercio y la producción mundiales en 2023, especialmente en los servicios relacionados con los viajes.
Por otro lado, la inflación en 2022 se vio exacerbada por las subidas de los precios de los productos primarios cuyos suministros se vieron afectados por la guerra en Ucrania, especialmente los alimentos y la energía.
Los precios de la energía tuvieron un fuerte impacto en el comercio y la producción de los países europeos, mientras que los precios de los alimentos se dejaron sentir con mayor intensidad en los países de Oriente Medio y África.