Los altos precios de la energía impulsaron los ingresos de las empresas petroleras, pero esto no se tradujo en una mayor inversión en el extranjero, de acuerdo con un informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Por ejemplo, Chevron y Exxon (ambas de Estados Unidos) y SaudiAramco (Arabia Saudí) desinvirtieron en activos extranjeros al tiempo que aumentaban la inversión nacional.

Las empresas energéticas europeas, incluidas Shell (Reino Unido), BP (Reino Unido) y TotalEnergies (Francia), continuaron su desinversión en activos de combustibles fósiles.

Por el contrario, Equinor (Noruega) fue la excepción, con inversiones por 8,611 millones de dólares en 2022.

Petroleras

Mientras tanto, OMV (Austria) y Repsol (España) no modificaron significativamente el nivel ni la distribución geográfica de sus activos.

También las empresas de servicios públicos obtuvieron ingresos elevados, pero se mostraron cautelosas a la hora de invertir en nuevos proyectos en el extranjero, desalentadas por las medidas gubernamentales para proteger a los consumidores de facturas energéticas más elevadas, los debates sobre la imposición de beneficios extraordinarios y la incertidumbre geopolítica general.

Por ejemplo, a pesar de haber tenido un año rentable, Enel (Italia) puso en marcha un amplio plan de venta de activos (en Latinoamérica, Grecia, España y Australia) para reducir su deuda. RWE (Alemania) prosiguió su reestructuración para convertirse en una empresa exclusivamente de energías renovables, desprendiéndose de algunos activos extranjeros.

Aunque las economías rusa y ucraniana eran pequeñas en el contexto mundial, desempeñaban un papel influyente en los mercados de la energía y las materias primas.

Muchas economías europeas dependían de los vínculos energéticos y comerciales rusos, y la subida de los precios reprimió la actividad económica, a pesar de los planes de apoyo.

La economía estadounidense estuvo más al abrigo de las consecuencias, pero se ve cada vez más afectada por la elevada inflación, la subida de los tipos de interés y el debilitamiento de la demanda mundial.

En China persistió durante la mayor parte del año la política de “cupón cero”, que obstaculizó la recuperación de la actividad interna.