El gobierno de México tramita un crédito de 700 millones de dólares ante el Banco Mundial para realizar programas relacionados con mejorar las políticas de género.
México es un país de renta media-alta y miembro de la OCDE, pero no puede desarrollar todo su potencial de desarrollo sin abordar las brechas de género existentes.
A pesar de las mejoras sustanciales en diferentes aspectos de la equidad de género, desde el descenso de las tasas de fecundidad y mortalidad materna, el aumento de la esperanza de vida y el cierre de las brechas en la matriculación en educación primaria y secundaria, entre otros, siguen existiendo importantes diferencias de género en las oportunidades económicas.
Éstas incluyen la baja participación de las mujeres en la fuerza laboral, los altos niveles de participación en actividades económicas informales, el autoempleo de baja productividad y el acceso limitado a insumos productivos.
Solo 45% de las mujeres mexicanas en edad de trabajar participan en la fuerza laboral, en comparación con un promedio de 51% en la región de América latina y el Caribe y de 52% en los países de la OCDE.
Según la propuesta del crédito, las persistentes limitaciones institucionales obstaculizan el acceso de las mujeres a los insumos productivos y su participación en la fuerza laboral, socavando el desarrollo económico de México.
Políticas de género
La brecha de género de México en la participación en el mercado laboral se asocia con una pérdida potencial de hasta 25% de los ingresos per cápita.
Abordar las brechas de género, como las relacionadas con un alto grado de autoempleo de baja productividad y el bajo acceso de las mujeres a los insumos productivos, conduciría a mayores dividendos de crecimiento.
En 2018, solo 26.5% de las mujeres tenían acceso al crédito formal, lo que en gran parte se basa en que poseen menos activos físicos que puedan utilizarse como garantía.
Sólo 35% de las mexicanas poseía al menos un activo de alto valor, y aunque 65% tenía algún tipo de producto financiero, únicamente 31% tenía un fondo de pensiones.
Maternidad
Además, las responsabilidades de cuidado son asumidas en su inmensa mayoría por mujeres y, aunque es probable que las mujeres con hijos mayores regresen a la fuerza laboral, la falta de confianza en los servicios de cuidado infantil se reporta como la razón más frecuente detrás de la decisión de no trabajar.
Al mismo tiempo, las limitaciones de la demanda y la oferta están detrás del bajo 8.7% de niños de 0 a 3 años que están inscritos en servicios de cuidado y educación de la primera infancia, en comparación con un promedio de 25% en la OCDE.