Las reformas a los sistemas pensionarios garantizan la viabilidad de las finanzas públicas en el largo plazo; no obstante, en el mediano plazo persisten presiones ocasionadas por el pago de pensiones en curso del antiguo régimen, afirmó la Secretaría de Hacienda como parte del Paquete Económico 2019.
El gobierno anticipa que durante la próxima década las presiones fiscales asociadas a los sistemas pensionarios disminuyan gradualmente hasta desaparecer.
Los activos netos de las AFORE han aumentado año con año hasta alcanzar en noviembre de 2018 un nivel superior a los 3,275.3 miles de millones de pesos (mmp), equivalente al 14.0% de PIB.
Para hacer frente a esta presión creciente para las finanzas públicas, el sistema pensionario de México se transformó de un esquema de beneficios definidos a un esquema de contribuciones definidas derivado de las reformas a la Ley del IMSS en 1997, a la Ley del ISSSTE en 2007 y a las reformas de los sistemas pensionarios de CFE, NAFIN, BANCOMEXT y PEMEX.
Pagos de pensiones
En el sistema actual, las contribuciones de cada trabajador son depositadas en una cuenta individual, propiedad del trabajador, cuyos recursos son invertidos por las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORE) generando rendimientos y garantizando que las contribuciones no se utilicen para el pago de pensiones en curso.
Las presiones generadas en el gasto del gobierno por estas reformas están en función del número de trabajadores en los sistemas de pensiones individuales, del porcentaje que el gobierno contribuye a estas cuentas, de la densidad de cotización, medida en años cotizados dentro de la formalidad, y del rendimiento de las cuentas individuales, ya que si la pensión resulta menor a la pensión mínima garantizada el gobierno es el responsable de aportar la diferencia.
Respecto a las erogaciones en salud, se prevé que los costos se incrementen en el mediano plazo como resultado de: la trayectoria creciente en la esperanza de vida observada y estimada de los mexicanos; la transición epidemiológica hacia enfermedades crónico-degenerativas no transmisibles, más costosas y prolongadas y la tasa de crecimiento de los costos médicos, independientemente de la enfermedad de que se trate.