La semana pasada, el presidente de la Cámara de Representantes en Estados Unidos, Paul Ryan, advirtió la necesidad de tener un nuevo TLCAN antes del 17 de mayo para que el Congreso actual pueda aprobarlo. El nerviosismo del mercado se debe a que no se sabe si el siguiente Congreso estadounidense, que entrará en funciones a partir del 3 de enero de 2019, seguirá integrado por una mayoría republicana, pues de lo contrario se podrían frenar los avances logrados hasta ahora.
Es importante señalar que también en México se constituirá un nuevo Congreso en septiembre de este año, mientras que en diciembre iniciará gestiones la nueva administración federal, lo que también genera incertidumbre entre los participantes del mercado. Ayer, el principal asesor económico de Donald Trump, Larry Kudlow, se mostró poco optimista sobre la posibilidad de que los negociadores de los tres países puedan alcanzar un acuerdo preliminar.
Si el Congreso de Estados Unidos no hace flexible la fecha del 17 de mayo para la entrega del nuevo TLCAN, se prevé que existan implicaciones económicas para México, tanto en la parte real como en la financiera, en la ventana de tiempo en que se posterguen las negociaciones. En la parte real, el comercio (exportaciones e importaciones) seguirían su curso normal. Sin embargo, la inversión, que ya de por sí ha ido a la baja en México, sería la más afectada. Cabe destacar que, en los últimos 19 años, el 48.9% del total de la inversión extranjera directa ha provenido de Estados Unidos, siendo la industria manufacturera el sector económico con la mayor participación, representando el 48.6% del total. Si la renegociación del TLCAN se aplaza, es probable que las empresas prefieran esperar, deteniendo los proyectos de inversión, ya que el TLCAN representa las reglas del juego con las que operarán. Cabe destacar que además de la inversión por sí misma, la IED es importante para para el país, pues es un catalizador de crecimiento económico, ya que trae consigo una mayor tecnología y mayor creación de empleo. Por su parte, la inversión nacional, que se ha visto afectada por el incremento en las tasas de interés, dada la alta inflación, también sufriría por la incertidumbre relacionada al aplazamiento del TLCAN.
En la parte financiera de la economía, la incertidumbre alimentaría la especulación, con lo cual se presionaría al alza el tipo de cambio, presionando a su vez a la inflación y a las tasas de interés.
Para Estados Unidos no se prevé ningún efecto, ya que en la parte real el comercio seguiría y en la parte financiera la especulación tiende a favorecer al dólar. El aplazamiento del TLCAN daría oportunidad a Trump de seguir con tuits proteccionistas, lo cual ha generado volatilidad en el tipo de cambio en México. Sin embargo, es probable que tenga la presión de algunos sectores económicos y estados que dependen fuertemente del comercio con México, pues aplazar la renegociación es “echar un volado” a ver si el nuevo Congreso y el nuevo Presidente de México está de acuerdo con lo negociado hasta hoy.
Así, si se quiere terminar la renegociación antes del 17 de mayo alguien va a tener que ceder. Para el caso de México, aceptar la demanda de reglas de origen sería equivalente a poner cuotas a las exportaciones, en donde definitivamente se observaría un descenso de las exportaciones y con esto se desaceleraría el crecimiento económico en lo que sería un mal tratado comercial.
Gabriela Siller; PhD
Director de Análisis Económico-Financiero.
Banco BASE