El Fondo Monetario Internacional (FMI) difundió un informe que incluye un análisis sobre la reacción del sector petrolero estadounidense a la crisis mundial de los precios.
Además de que el aumento de la inversión privada en petróleo y gas en Estados Unidos tiene el potencial de aliviar los mercados energéticos, el tipo de producción dominante en Estados Unidos, (fracturación hidráulica) puede incrementarse más rápidamente que en otros lugares.
Por lo general, según el FMI, un aumento de 10% en los precios del petróleo y el gas añade alrededor de 2.5% a la inversión en petróleo y gas en Estados Unidos durante el primer año y 5% acumulativo al cabo de dos años.
Dado que el tiempo que transcurre entre la inversión y la producción es de aproximadamente seis meses en el caso del petróleo y el gas de esquisto, estas inversiones tienen el potencial de traducirse rápidamente en una mayor producción de energía.
Sin embargo, el gasto de capital va a la zaga de las respuestas anteriores al aumento de los precios.
Los contactos de la industria informaron que esperan que el gasto de capital crezca en torno a 5-10% en 2022 y 2023 (un aumento que se ha mantenido en gran medida tras la invasión rusa de Ucrania).
Sector petrolero
También las previsiones de producción de petróleo experimentan cambios modestos.
Tras haber pasado por varios auges y caídas, los planes de negocio del sector petrolero se ven limitados por la falta de voluntad de los inversores para aumentar el apalancamiento o reducir el pago de dividendos para financiar nuevos proyectos.
Y ello a pesar de que los precios actuales están muy por encima de los costes de equilibrio en la mayoría de los pozos.
En consecuencia, el FMI indica que las empresas públicas suelen reinvertir en nuevos proyectos sólo 30-50% de su flujo de caja libre.
La escasez de mano de obra y equipos (por ejemplo, tubos de acero) ha agravado la inflación de los costes y ha retrasado algunos proyectos.
Al mismo tiempo, las restricciones a la disponibilidad de capital debidas a las normas medioambientales, sociales y de gobernanza también pueden influir.
GNP
Las exportaciones de gas natural tienen una capacidad especialmente limitada.
Los proyectos de terminales de GNL requieren compromisos de compra a largo plazo por parte de los compradores.
Sin embargo, los compradores europeos son reacios a asumir tales compromisos debido a consideraciones de costes y al ritmo incierto de la transición a fuentes de energía con bajas emisiones de carbono.
Incluso con contratos en vigor, y con una aprobación y construcción aceleradas, una nueva terminal tardaría dos o más años en entrar en funcionamiento.
La insuficiencia de la capacidad de los gasoductos puede ser otro obstáculo a corto plazo (especialmente en la cuenca de los Apalaches).
A pesar de estos problemas, el FMI espera que la capacidad de exportación de GNL desde Estados Unidos crezca 18% este año y podría duplicarse en 2030 (según los proyectos de terminales ya aprobados).