La tendencia de las inversiones entre Estados Unidos y China ha mostrado una dualidad, de acuerdo con un informe del Congreso estadounidense.
Ambas potencias económicas se enfrentan actualmente en una guerra comercial, lo que está relacionado con las cantidades de la Inversión Extranjera Directa (IED) enviadas entre ellas.
Los flujos de IED bidireccionales se han desacelerado desde 2016, mientras que los vínculos comerciales y de inversión no incluidos en los datos de IED (licencias de tecnología, investigación, capital de riesgo e inversiones financieras) se han expandido.
Según la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos (BEA), los flujos netos de IED de Estados Unidos a China en 2020 fueron de 9,300 millones de dólares, y los flujos netos de IED de China a los Estados Unidos fueron de 4,300 millones.
El informe del Congreso estadounidense muestra que el stock de IED de Estados Unidos en China fue de 123,900 millones de dólares, mientras que el stock de IED de China en los Estados Unidos fue de 54,900 millones, sobre la base de la propiedad del beneficiario final (UBO).
En 2020, China representó aproximadamente 1% del stock total de IED en los Estados Unidos, mientras que China abarcó 2% del stock total de IED de Estados Unidos en el extranjero.
A diciembre de 2020, los inversionistas estadounidenses poseían 1.15 billones en acciones y bonos chinos, mientras que los inversionistas chinos tenían 1,4 billones en deuda estadounidense y 720,000 millones en acciones estadounidenses, según estimaciones privadas y del gobierno de Estados Unidos.
Tendencia de las inversiones
A partir de noviembre de 2021, China y Hong Kong tenían 1.08 billones de dólares y 235,000 millones, respectivamente, en valores del Tesoro de Estados Unidos, lo que convierte a China en el segundo mayor tenedor extranjero después de Japón (estos datos no incluyen la compra de valores a través de centros financieros extraterritoriales).
China es la segunda economía global más grande y un mercado global importante para los Estados Unidos.
Al mismo tiempo, indica el mismo informe, las empresas estadounidenses enfrentan importantes barreras comerciales, prácticas desleales y falta de reciprocidad en áreas clave.
Las prácticas económicas, comerciales, de inversión y tecnológicas impulsadas por el estado de China y los desafíos que plantean para el liderazgo económico y tecnológico de Estados Unidos son motivo de preocupación para muchos en el Congreso estadounidense.
China continúa requiriendo la transferencia de capacidades críticas de Estados Unidos a China para operar en áreas estratégicas.
El informe plantea que muchas de las prácticas de China distorsionan los mercados y socavan la competencia leal en China y en todo el mundo a medida que las empresas de la República Popular China se expanden en áreas que China restringe a nivel nacional.