El presidente Donald Trump advirtió que Estados Unidos impondrá aranceles a prácticamente todas las importaciones originarias de China, si ambos países no llegan a acuerdo comercial, luego de que este pacto no se alcanzara el viernes.
Altos funcionarios de las dos naciones se reunieron el jueves y viernes en Washington, DC, para intentar poner un alto al fuego en esta guerra comercial. Sin lograr un arreglo, decidieron continuar negociando.
Sin embargo, Estados Unidos subió a partir del pasado viernes de 10 a 25% el arancel a importaciones de productos originarios de China con un valor anual de casi 200,000 millones de dólares.
Hasta ahora, las aduanas estadounidenses cobran un arancel de 25% a productos importados de China por un valor anual de 234,900 millones de dólares con base en la Sección 301.
En general, la política comercial de la Administración Trump se basa en la creencia de que las Administraciones anteriores han permitido a otros países aprovechar los Estados Unidos por razones de política exterior, como lo demuestra el régimen comercial más abierto de los Estados Unidos y sus déficits comerciales.
Importaciones y estrategia
Por lo tanto, está decidido a terminar con este desequilibrio percibido exigiendo reciprocidad, y está dispuesto a usar tácticas estrictas para lograrlo a través de la aplicación de su legislación de defensa comercial y de adquisiciones, y disposiciones fiscales expansivas.
También pretende hacerlo por otros medios: detener la solución de diferencias de la Organización Mundial de Comercio (OMC); retirarse y obligar a otros a renegociar los acuerdos bilaterales y multilaterales existentes; adoptar un argumento novedoso de «seguridad nacional» para justificar el incumplimiento de los compromisos arancelarios de la OMC para el acero, el aluminio y posiblemente los automóviles; y promulgar aranceles punitivos sobre miles de millones de dólares en importaciones desde China, posiblemente amenazando con una guerra comercial.
Argumentos base
La Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974 otorga a los Estados Unidos la autoridad para hacer cumplir los acuerdos comerciales, resolver disputas comerciales y abrir mercados extranjeros a bienes y servicios estadounidenses.
Es una autoridad legal bajo la cual los Estados Unidos pueden imponer sanciones comerciales a países extranjeros que violan los acuerdos comerciales o se involucran en otras prácticas comerciales desleales.
Cuando fracasen las negociaciones para eliminar la práctica comercial ofensiva, los Estados Unidos pueden tomar medidas para aumentar los aranceles de importación sobre los productos del país extranjero como un medio para reequilibrar las concesiones perdidas.
