El presidente Donald Trump está a punto de dejar ir el plazo ideal para cerrar las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con grandes cambios a favor de su país y ratificados posiblemente por la actual legislatura del Congreso estadounidense, dominada por republicanos.
El gobierno de Estados Unidos tiene como límite antes del 17 de mayo para notificar la intención de presentar el texto de la modernización del TLCAN al Congreso de ese país, si quiere que lo apruebe la actual legislatura, lo que en la práctica implica llegar a un acuerdo en principio de las negociaciones.
El acuerdo en principio implica que los tres países lograrían un consenso en los temas controversiales, mientras que las discusiones técnicas para resolver los detalles y el texto legal se ultimarían posteriormente.
Según Scotiabank, se espera que el TLCAN sobreviva a lo que podría ser un período prolongado de «zombie» en el que no está claro si el pacto será, o no, renegociado y modernizado, pero Estados Unidos no se retiraría de él.
Moisés Kalach, coordinador del Consejo Consultivo de Negocios Internacionales, ha plasmado como escenarios que el TLCAN sea ratificado por la actual legislatura de Estados Unidos; o bien, sea aprobado por la siguiente legislatura estadounidense y por México después de las elecciones federales mexicanas de este julio y antes de las toma de posesión del nuevo Presidente de México, en diciembre próximo.
Además de estas posibilidades, el presidente Trump ha sugerido que podría sacar a Estados Unidos del TLCAN y posteriormente renegociar este pacto comercial.
«La verdad que si Trump se quiere salir, se va a salir, y México no le va a estar tratando de dar todo para que se quede, esa no es la manera en la que el país negocia”, dijo Juan Carlos Baker, subsecretario de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía, en noviembre pasado.
«Si en algún punto, a lo largo de este proceso, Estados Unidos dice ‘yo ya me voy porque no aceptas mis propuestas’, que son muchas y algunas de ellas son inaceptables, y nos manda la carta de renuncia, le vamos a indicar dónde está la puerta porque México no puede arriesgarse a tener un mal TLC, porque tener uno malo es peor que aceptar cosas que después van a regresar a afectar nuestra competitividad», agregó.