El uso de la maquinaria para dar mayor valor añadido en la industria alimentaria permite además reducir costos y mejorar la calidad de los productos
En los últimos años, la industria alimentaria de valor añadido ha crecido con rapidez. Este avance responde al mayor interés de los consumidores. Ahora, buscan productos elaborados con responsabilidad social, sostenibilidad y prácticas seguras en la producción de alimentos.
Así, la demanda impulsa el uso de la maquinaría como un factor clave para tener éxito en el sector, desde una desnervadora industrial de alto rendimiento para retirar nervios, tendones, grasa o membranas de cortes de carne, hasta hornos industriales y envasadoras automáticas.
Valor añadido en la industria alimentaria
Sin la maquinaria adecuada no se puede competir en el mercado internacional alimentario, que está cada vez más globalizado, con productos que viajan por todo el mundo y marcas que se diferencian en el mercado.
Las empresas del sector alimentario utilizan diversas máquinas especializadas. Por ejemplo, usan pasteurizadoras para eliminar microorganismos en la leche. Aplican sistemas de mezclado para facilitar la producción de pan. O bien, emplean molinos y trituradores en la elaboración de cereales. En general, recurren a etiquetadoras para marcar las fechas de caducidad en los productos.
El desarrollo de estas máquinas avanza rápidamente. Al mismo tiempo, crece la conciencia de los consumidores sobre los impactos negativos de la mala alimentación.
A nivel global, la industria de alimentos naturales está creciendo con fuerza. De manera progresiva, los minoristas responden a esta tendencia del consumidor. De hecho, muchos consumidores están dispuestos a pagar más por marcas que priorizan la transparencia, la sostenibilidad y los valores éticos.
Tendencias del mercado
Las etiquetas como “natural” u “orgánico” indican que un alimento o producto agrícola fue elaborado bajo ciertos métodos. Sin embargo, las ventas de productos naturales y orgánicos representan solo una parte de lo que buscan los consumidores. Hoy en día, hay un creciente interés por verificar las prácticas detrás de las afirmaciones del etiquetado alimentario.
Además, otros factores también cobran relevancia. A manera de ejemplo, los menús y etiquetas reflejan una mayor preocupación por temas como el bienestar animal, el impacto ambiental y social de la producción, y los insumos utilizados, como los antibióticos. Por ello, granjas, ganaderías, procesadores, restaurantes y minoristas están adoptando prácticas más responsables.
Por otro lado, la demanda de transparencia sigue aumentando. Los consumidores exigen más seguridad sobre la veracidad del etiquetado. Así, ha surgido una fuerte tendencia hacia la verificación de prácticas sostenibles. En este contexto, la industria agrícola y alimentaria, al expandirse a nivel global, necesita gestionar y verificar múltiples datos. Esto incluye origen, edad, genética, crianza, prácticas ambientales y sociales.
Para cumplir con estas expectativas, la verificación independiente se ha vuelto clave. Un tercero puede validar las afirmaciones del etiquetado, lo que genera confianza en los consumidores. Además, esta verificación beneficia a productores, procesadores y distribuidores. Les ayuda a diferenciar sus productos, ganar competitividad y fortalecer su presencia en el mercado global.
En la industria cárnica, la desnervadora mejora la textura, el sabor y la apariencia del producto final, como jamones curados o salchichones. En jamones ibéricos de bellota, este proceso garantiza una curación uniforme y evita problemas en sabor o seguridad alimentaria.
La desnervadora permite que los cortes sean más homogéneos y conserven mejor su forma durante la curación.
En resumen, la integración de maquinaria avanzada no sólo da valor añadido en la industria alimentaria y optimiza los procesos de producción, sino que también responde a las nuevas exigencias del mercado.